Cuando te vas


Antonio observó la nueva línea en el monitor mientras se oía aquel sonido horrible y suspiró, casi con alivio. Había llegado el momento de desenchufar las máquinas.

En parte odiaba irse de vacaciones, pero el trabajo estaba hecho: La nueva línea de reproductores de audio era un hecho, aunque la musiquilla que había elegido su compañero para la presentación fuera un asco.

Cuando se apagó el último de los ordenadores sintió que abandonarlo todo por tres meses era una pequeña muerte. Y se sintió afortunado por morir tanto tiempo.


J. K. Vélez